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Menjar rajoles?: nuestra instalación en Miradors de l’horta 2025

Hasta el próximo día 9 de noviembre se puede visitar en el municipio de Bonrepòs i Mirambell la instalación efímera que hemos construido junto a Carpe y mha para el festival Miradors de l’horta 2025. Como cada año se celebra en los pueblos de la Mancomunitat del Carraixet (en esta ocasión los participantes son Bonrepòs i Mirambell, Vinalesa, Foios y Alfara del Patriarca) con el objetivo de poner en valor el paisaje agrícola, la sostenibilidad y los productos de proximidad y acercar a sus visitantes a tener una relación más consciente con la huerta y redirigir la mirada hacia este patrimonio natural y cultural. 

El lema elegido por la organización para este año es ‘Nutrir l’horta’. Bajo su paraguas, en nuestra propuesta ‘Menjar rajoles?’ hemos querido incidir en qué puede ocurrir con las huertas vacantes en el límite en el que la huerta entra en contacto con el entorno urbano. Con la desaparición del Consell de l’horta, y por lo tanto la desprotección que implica para muchas hectáreas al permitir construir en zonas que hasta ahora se consideraban suelo rural, ¿qué puede pasar en una parcela como la que nos atañe y tantas otras? 

¿Queremos que nuestra huerta sea un sitio de producción de frutas, hortalizas y verduras o un espacio vacante de producción inmobiliaria? ¿Podemos encontrar valor en la huerta como espacio natural y cultural o debe responder a otras dinámicas productivas alejadas de su naturaleza?

En la propuesta hemos utilizado el ladrillo, un material propio de la comarca (hasta hace muy poco estaba en funcionamiento la Cooperativa Ladrillera de Foios, la última las muchas que existían en los pueblos de l’horta, los conocidos como rajolars, de las que ya solo quedan algunas chimeneas como vestigio de lo que fue) y a la vez símbolo de la presión urbanística que amenaza la huerta. Con nuestra propuesta hemos querido expresar la dualidad de un paisaje productivo en tensión con las dinámicas que provocan su transformación y pérdida de valor.

El ladrillo, con su carga simbólica, invita a la reflexión y busca el equilibrio entre la transgresión y el diálogo con el entorno. La instalación se convierte en una escenografía vacía en la que muros de ladrillo, arcos, muros con aberturas y pilares emergen de los caballones como lo hacen los vegetales. 

Ha sido bonito y satisfactorio poder trabajar con elementos arquitectónicos descontextualizados como una herramienta para la reflexión y la conversación.

Si os apetece visitarlo, su ubicación exacta es la Calle Barraca de Bonrepòs i Mirambell. Desde el festival se organizan excursiones en bicicleta en las que se visitan tanto nuestra instalación como el resto de actuaciones y a las que os podéis apuntar aquí.