clientes contentos :)

La casa cuatro estaciones

junio-2022
Alfafar
Colaboradores:

Temcco. Cálculo de estructuras
Diego Romero. Arquitecto Técnico

La “Casa cuatro estaciones” fue un encargo que Alejandra y Emlyn hicieron a Piano Piano para poder hacer escapadas al pueblo valenciano de Alfafar cuando se cansaran del clima londinense. Alejandra enseguida recalcó los recuerdos que tenía de la casa existente cuando de niña iba a visitar a sus abuelos: los techos altos, las vigas y las grandes puertas de madera; mientras que Emlyn insistió en la importancia que tendrían que tener los espacios exteriores para aprovecharlos en los períodos que disfrutarían del clima mediterráneo.

Proyectamos esta casa en esquina tras demoler la que había anteriormente en la parcela: una vivienda de una sola planta sin mucho interés arquitectónico como conjunto, pero de la que sí podíamos rescatar ventanas y rejas para reutilizar en la futura vivienda. 

Queríamos que la luz entrase en todas las estancias. De ahí que las dos zonas exteriores de la casa, un patio interior central y una terraza en planta primera, sean las zonas con más protagonismo. La forma rectangular y la longitud de cada una de las fachadas marcaron fuertemente la distribución y la situación de las zonas del programa. El patio articula las dos plantas de la casa y organiza el programa: en la planta baja separa la zona de día del garaje, mientras que en la planta superior separa el dormitorio principal y un baño compartimentado, adosados ambos a la terraza, del ala en la que vuelcan las habitaciones de sus hijos.

A nivel de circulaciones y recorridos, queríamos que se resolviese de manera fluida, sin pasillos cerrados ni zonas residuales favoreciendo la continuidad visual y la conexión entre estancias y con el exterior, a los que todas las estancias miran. Así conseguimos borrar el límite entre el adentro y el afuera, invitando a respirar la luz y la brisa. En el patio, la familia y los amigos pueden disfrutar de refrescantes baños en una pequeña alberca y en la segunda, la terraza, de unas comidas al aire libre junto a la barbacoa, oteando la calle tras una celosía discreta. 

En cuanto a los materiales, como acostumbramos a hacerlo en nuestros proyectos, quisimos trabajar desde un equilibrio. La casa tiene muchos estímulos visuales y materiales diferentes pero que conjugan entre sí precisamente a través de la mesura. Los clientes querían mosaicos de cerámica y escuchar el sonido del agua para que, de algún modo, les trasladase a un patio árabe, pero también ladrillo visto envejecido y un forjado de bovedillas curvas que recordasen a la casa anterior y la presencia de un verde oscuro y maderas que llevasen la mente a la sobriedad de un club inglés.

Nuestra respuesta fue apostar por un equilibrio entre todo ello y hacerlo mediante los colores fríos y cálidos. Qué bonito cuando las ideas se aterrizan, se filtran y se adecuan a un entorno. 

Utilizamos los colores terrosos que aportan calidez en los elementos de ladrillo -un núcleo que oculta la cocina y la escalera- , en la terracota de la celosía que filtra el acceso y cierra la fachada y en los pilares circulares de acero que quedan vistos en el patio y que conforman un deambulatorio a su alrededor. Y utilizamos el verde fuerte y frío en la rotundidad de los volúmenes cerrados que emergen de la planta y que también salpica pavimentos. Entre todos ellos, dispusimos un pavimento continuo en tonos claros que unifica el espacio y acentúa la luminosidad y carpinterías discretas en aluminio anodizado en el patio y en madera de tonos medios hacia la calle y la terraza. 

Desde la calle el proyecto vuelve a trabajar el equilibrio: se plantea como una intervención que combina la tradición arquitectónica mediterránea con un lenguaje contemporáneo, buscando siempre la claridad espacial, la calidez material y la adaptación a la escala doméstica y de pueblo.

En su lado este, la fachada se organiza en tres volúmenes diferenciados que responden a la proporción y ritmo de la calle. El cuerpo central, en tono verde, marca el acceso al patio y ayuda a dignificar una fachada que a veces se ha sentido como secundaria, mientras que los laterales blancos dialogan con ella con sencillez. Las cubiertas inclinadas a un agua refuerzan la lectura tipológica de vivienda tradicional. 

En su lado norte, la fachada se muestra de una sola planta, como lo hacía la vivienda que recordaba Alejandra y una terraza sobre ella mira curiosa hacia la calle. 

En conjunto, quisimos que la “Casa cuatro estaciones” ofreciese un diálogo entre el  interior y el exterior: sobria, equilibrada y respetuosa hacia el contexto fundiéndose con las casas vecinas, al mismo tiempo que activase recuerdos de viajes y vivencias pasadas. 

La casa cuatro estaciones