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La volteta del Carmen

diciembre-2019 - septiembre-2020
València
Colaboradores:

Milena Villalba. Fotógrafa

Un larguísimo pasillo para acceder a tres habitaciones, una para los padres y otras dos para cada uno de los hijos, a un cuarto de baño grande y cómodo y a un pequeño aseo que se usa cuando el otro baño está ocupado. También se adosa al pasillo una cocina cerrada para que el olor a puchero no llegue al resto de estancias, una sala de estar donde comer diariamente y un gran comedor para recibir a invitados. 

Distribución estándar de los 70. Partimos de una compartimentación estricta con la que los usuarios actuales no están cómodos al no encontrar la sensación de hogar. Tienen la impresión de vivir en un laberinto lúgubre nada inspirador para pasar horas en él, buscan continuamente excusas para estar fuera.

Tanto Maria como Thomas nos transmiten su sensación de encasillamiento con un tipo de vida preestablecida, y para nada quieren una distribución ni para ese tipo de vida, ni para el que llevan ahora ni para el que llevarán dentro de diez años. Necesitan un apartamento en el que quepan muchos tipos de vida: recibir amigos, hospedar a familia, poder estudiar, poder trabajar, poder jugar,… Todo ello con la condición física de demoler y construir lo mínimo. 

Nuestra labor como arquitectas empieza con la  revisión de la jerarquía heredada. Tenemos que actualizar y modificar la estructura de uso establecida para incitar el interés de los usuarios y acortar la distancia entre la nueva distribución de su casa y su modo de vida.

En primer lugar, haremos el ejercicio de desvincular a los espacios de sus meras funciones: de tránsito, de recibimiento, de estar,… Queremos llegar a una trama espacial sin jerarquías, sin instrucciones de uso y sobre todo sin fecha de caducidad. Y en segundo lugar, con el fin de ser minimalistas en la intervención, haremos un estudio de las fracturas necesarias a realizar en los tabiques para acortar o incluso anular el pasillo del que partimos a la vez que creamos nuevos trazados de circulación de los usuarios y de la iluminación natural.

La estrategia distributiva consiste en el derribo parcial del tabique de la cocina, en la apertura controlada de huecos en varios puntos de la tabiquería existente y en la ubicación de un cubículo que no llega al techo en la zona central.

Con estas pequeñas acciones conseguimos una retícula de espacios concatenados, un pasillo difuminado, múltiples circulaciones, visuales infinitas y entradas de luz que llegan a todos los rincones de la casa. Una no jerarquía en la que los usuarios pueden utilizar los espacios a su mero placer.

El volumen situado en la posición central de la casa es la base fundamental del proyecto, pues además de albergar la lavadora, la despensa, los libros de cocina, los productos de limpieza, el kit de planchado, el microondas y parte de la cocina, puedes rodearlo infinitamente a medida, y es en este paseo donde se va dando paso a las diferentes estancias de la casa siendo incluso en ocasiones en algunos puntos extensiones de éstas. También es importante el hecho de que no llegue al techo ya que permite que desde cualquier punto de la casa haya conexión y entendimiento visual de la nueva trama habitacional. Es lo que da nombre al proyecto, “la volteta”.

La volteta, a su vez, estará abrazada por armarios y estanterías, un pasillo equipado que fortalece la idea de prescindir de él.

La cocina como centro neurálgico de la casa. Thomas nos cuenta que el tiempo que invierte en la actualidad en cocinar es poco, pero el situar la cocina junto a la volteta hace que esta estancia no sea un mero espacio servidor sino que sea el punto de encuentro principal. Tal es el poder de convocatoria de este punto que ya desde el acceso te da la bienvenida y ese acompañamiento visual es continuo  desde cualquier espacio limítrofe de la casa. Privilegio que hace que la persona que utilice la cocina siempre se sienta acompañada al igual que las personas que estén en estancias concatenadas a ella. 

Un solo baño resuelto con tres entidades agregables y coordinables mediante el uso de puertas correderas. Gracias a la capacidad de poner en relación, de dar paso o cerrarlo, de unir o separar los tres ambientes propuestos los usuarios disponen del famoso baño en suite y del indispensable aseo de invitados. A la vez tener una zona de almacenaje de ropa sucia y un cambiador. Un solo baño usado por cuatro personas a la vez. 

Los materiales y la construcción de la época no son de la mejor calidad, aún así no queremos que esta nueva etapa de ocupación prevalezca sobre la anterior por lo que se propone una intervención sutil con el fin de que ésta llegue a confundirse con lo existente. Una suma de épocas. 

Mantenemos el terrazo existente, y completamos con uno nuevo las zonas en las que había cerámica y las grietas consecuentes de la eliminación de tabiques. Un terrazo clarito que ayuda a dar luminosidad y quitarle el carácter sombrío del que tanto se quejan los clientes.

Otorgamos personalidad a la intervención con un revestimiento brillante verde botella con el que se resuelve el volumen de la ducha, la bandeja que te recibe al entrar en la vivienda y una zona del nuevo banco de uno de los espacios. Mismo revestimiento en tres zonas que ayuda a encontrar el equilibrio entre el material heredado y el nuevo introducido.

También habrá un importante trabajo de carpintería, en el que se cuidará cada detalle con el fin tanto de dar calidad al apartamento como colaborar al entendimiento del funcionamiento múltiple de la vivienda.

La volteta del Carmen

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