Una casa de dos plantas retranqueada de la alineación de la calle se encuentra escondida entre dos patios. Al atravesar la cancela que la separa de la calle dos árboles frutales en un jardín descuidadamente bello presiden la fachada salpicada de elementos en un color azul muy característico.
La tipología de la casa original es una de las habituales de la arquitectura rural de los pueblos de l’horta con un eje central muy marcado a dos manos, con sus dos primeras crujías muy compartimentadas y una tercera que aloja la cocina como, posiblemente, un anexo posterior. Planteaba algunas patologías evidentes de humedad por capilaridad y, aunque había muchos elementos recuperables que los clientes apreciaban, era evidente que no respondía a sus necesidades.
Nos encontramos con muros gruesos, tabiques finos y esbeltos, carpinterías de madera de grandes dimensiones y un gran patio al fondo de la parcela en el límite suroeste precedido por el antiguo porche -ahora cerrado para alojar la cocina-. Una altura libre de planta alta y despejada junto con la brisa al abrir las puertas del patio delantero y del patio trasero hacía de la casa un espacio muy agradable. En algún momento de la vida anterior de la vivienda habían demolido la escalera de bóveda que unía la planta baja con la primera dejando ambas plantas desconectadas y haciendo que el acceso a la primera se realizase por una escalera lineal a la que se accedía desde la calle.
Los sueños de los clientes con respecto a la nueva casa eran infinitos, y estaban entusiasmados con las posibilidades que esta ofrecía. Sin embargo, eran conscientes de que el presupuesto algo más contenido y realista iba a limitar, en esta primera fase, a actuar en la planta baja y a volver a conectarse con la planta superior, dejando la intervención en la primera planta y en el gran patio del fondo para un futuro no muy lejano.
El proyecto finalmente consiste, una vez saneado y realizada una intervención en la envolvente que protegiese a la vivienda de la humedad, en la construcción de dos volúmenes milimétricamente encajados en una geometría sensible sacada de las visuales de los recorridos y diagonales de la casa existente que alojan un baño y los muebles altos de la cocina. Sin ser ajeno a la disposición de la vivienda original, se sigue manteniendo la estructura espacial a dos manos y el eje central que marca una simetría imperfecta que dota de equilibrio al conjunto. A su vez, se construye una nueva escalera, de bóveda como la anterior, en dos tramos adosados a la fachada y la medianera. El resultado es escultórico, las piezas construidas no llegan al techo y el recorrido por la planta se realiza de manera fluida. En los extremos, cuatro recintos abiertos pero escondidos para utilizarlos de manera libre. ¿Cortinas, separadores? No lo sabemos, el tiempo lo dirá.
Se sustituye la puerta de acceso de grandes dimensiones por una nueva con diversas aperturas: total para acceder desde el patio o media para entablar una conversación entre una persona en el interior y otra en el exterior o para permitir que entre la luz y la ventilación sin que los perros de la familia salgan o entren si así lo quieren sus dueños. Qué buen patio de verano.
En el extremo opuesto se recupera el porche y se establece una relación más directa entre este y el interior. Una ventana a modo de pasaplatos aparece en la fachada junto a la cocina. Qué buen porche para las tardes de sol bajo en invierno.
Los volúmenes se pintan en colores vibrantes y complementarios, uno ocre anaranjado y el otro azul. El pavimento, para reforzar la idea de continuidad, es un hormigón basto continuo con el grano visto en el que aparecen pequeñas salpicaduras de color en piezas cerámicas que se apoyan en la geometría, del mismo modo que lo hacen las juntas de dilatación necesarias. Estas piezas cerámicas son de los mismos colores que los volúmenes y se colocan también precediendo los accesos o las salidas a los patios, reforzando así también la idea de centralidad y simetría.
En la materialidad de la envolvente se interviene de manera delicada y cuidada: se decapan las vigas y viguetas que habían sido pintadas en múltiples ocasiones hasta llegar al estrato original, en las paredes se elimina cuidadosamente la pintura para llegar a un estrato un poco más profundo del yeso que deja a la vista cenefas pintadas.