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Altillo en Sueca

octubre-2019 - junio-2020
València
Colaboradores:

Paula Cerverón. Estudiante de arquitectura
Milena Villalba. Fotógrafa

Con este proyecto, la reforma y transformación de un altillo en una vivienda, queremos una vez más hablar de la importancia, del valor y  de la influencia que el material, el color, la textura, el tamaño o el reflejo tienen dentro de nuestras viviendas. Son aspectos que aparentemente parecen banales, pero que acaban formando parte de nuestra vida diaria y que además son responsables de nuestras sensaciones y emociones, de nuestro bienestar en el espacio que habitamos.

En un proceso de reflexión continua, donde los protagonistas selectivos han sido los ojos, el tacto o el olfato, hemos podido ordenar y priorizar las sensaciones y encontrado las afinidades geométricas y materiales que el cliente quería tener con su casa. 

Proyectar de esta manera, atendiendo al cuidado de los detalles, no es nuevo. Sin embargo, quizás por la escala del proyecto, hemos podido fortalecer una fase que a menudo queda descuidada por la dilatación de los procesos, pero que en un proyecto de pequeña escala adquiere la máxima importancia. 

Nos gusta ser disciplinadas con lo existente, hacer un trabajo previo exhaustivo como observadoras para identificar las capas que nos interesan quitar y poder introducir las nuevas con el objetivo de que ambas se enlacen de manera cordial. Mediante una serie de gestos sencillos hemos querido poner en valor el equilibrio atemporal acompañado de un sentido de pertenencia al lugar.

Unas persianas alicantinas en el interior de vivienda correderas y enrollables permiten dividir el espacio superior del resto de la vivienda a la vez que controlar y tamizar el nivel de luz y de intimidad que el usuario del altillo quiera tener con respecto a la zona común de la casa. 

El altillo, un espacio sin uso, se convierte ahora en un espacio multiusos. Aproximándonos al espacio a partir de sus objetos y sus rituales, propusimos una estantería en una de las paredes en la que apilar y ordenar objetos para que el altillo sirviera como despacho, como dormitorio  o como cualquier otro uso que el habitante de la casa eligiera apropiándose de este espacio. 

Las dos disposiciones del pavimento de madera natural intentan reforzar, con gestos geométricos, la idea de crear un espacio multiusos en el altillo a la vez que fundirse con la parte baja de la vivienda. Una pieza verde de cerámica que nace de la barandilla y que enlaza con la escalera enmarca ese espacio intermedio entre arriba y abajo y se resuelve con una pieza cerámica beige. 

Con la elección de los materiales hemos querido recoger los diversos aspectos sensoriales: ligereza, luz y color en la barandilla de remates curvos y varillas finas; sensación de hogar con la madera en el banco del salón que, además de poder almacenar en su interior y recibir a modo de invitación, se convierte en un sitio de reunión; integrarse con lo existente introduciendo una madera bicolor que pudiera enlazar con las viguetas de mobila a la vez que lo hacía con el roble claro del nuevo pavimento; calidez y levedad al sustituir el rodapié común por unas piezas cerámicas de diferente color y dimensiones que rebajaran la fuerza banal que tenía el suelo existente, olor a mediterráneo y sutileza con el tapiz cerámico que resuelve la terraza; atemporalidad con una iluminación clásica pero actual que es visible sin remarcar su presencia. 

Con todo, el proyecto ha perseguido realizar pequeñas y delicadas intervenciones que posibilitaran flexibilizar un altillo previamente infrautilizado.

Altillo en Sueca

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